Lentes de filtro azul logaron un éxito comercial durante los últimos años. La exposición a los diferentes tipos de pantallas se vio en aumento tras dos años de pandemia y los momentos de confinamiento estricto. Ahora, de alguna manera, empezamos a detectar las consecuencias de esa alta exposición a las pantallas, en particular en los niños.
Los lentes con protección de luz azul se volvieron muy populares. Pero la ciencia también hizo su estudio paralelo y bajó un poco las expectativas sobre qué tipo de protección generan este tipo de cristales. De todas maneras, hay algo claro, comenzamos a pasar más tiempo delante de ordenadores, móviles y tabletas. La luz que generan las pantallas no es lo más sano para nuestros ojos.
Como medida de protección, los lentes de filtro azul comenzaron a ser cada vez más populares. Sin embargo, en 2021, la revista American Journal of Ophthalmology destacó una información clave: no hay pruebas clínicas que confirmen que este tipo de filtros sean 100% efectivos. Esto generó ciertas alarmas entre los padres que habían comprado gafas con filtro azul para sus hijos.
Especialistas en oftalmología advierten que los filtros no son milagrosos, nada más lejos. Por eso, lo mejor para el cuidado de los niños es observar la cantidad de tiempo que se exponen a las pantallas. Además, es bueno enseñarle a los niños medidas de protección simples, como puede ser la regla del 20-20-20. Esto es, luego de 20 minutos de exposición a la pantalla, fijar la vista a 20 pies (6 metros) durante 20 segundos y parpadear.
El problema de los lentes de protección azul para niños era que los padres se confiaban en que estaban protegidos y algunas veces no tenían control sobre la cantidad de horas frente a las pantallas. Por esta razón, el mejor cuidado es acordar y restringir tiempos con la tecnología. Y ante cualquier duda, consultar al especialista en oftalmología infantil.