En un mundo que envejece, la búsqueda de la fuente de la eterna juventud es constante. Suecia, conocida por su calidad de vida y su sistema de salud avanzado, es un país donde la longevidad es particularmente notable. Un estudio reciente de la revista GeroScience arrojó luz sobre los secretos que permitieron a los suecos llegar a los 100 años y más.
El estudio, realizado por un equipo de investigadores de renombre internacional, se centró en un grupo muy especial de suecos: los centenarios. Se analizaron los biomarcadores sanguíneos de 1.224 individuos que habían alcanzado o superado los 100 años de edad. Los resultados proporcionaron una visión de lo que contribuye a la longevidad en esta población.
Uno de los hallazgos más destacados del estudio fue la importancia de los hábitos de vida saludable. Los suecos centenarios tenían en común una dieta equilibrada y rica en alimentos frescos, así como una vida activa. También sus bajos niveles de glucosa, creatinina y ácido úrico después de los 60 años.
La incorporación de frutas, verduras, pescado y cereales integrales en su dieta, junto con la práctica regular de ejercicio, contribuyó a su bienestar y longevidad. Estos hábitos fomentaron la salud cardiovascular, la densidad ósea y la función cognitiva, factores esenciales para vivir una vida larga y saludable.
Además, el estudio reveló la influencia positiva de la comunidad en la longevidad sueca. La mayoría de los centenarios vivían en entornos donde se fomentaban las interacciones sociales y el apoyo mutuo. El aislamiento social y la soledad se consideraron factores de riesgo para una vida más corta. Los suecos centenarios tenían redes sociales sólidas que proporcionaban apoyo emocional y práctico, lo que contribuía a su bienestar general.
El papel de la genética en los suecos
La genética también desempeñó un papel importante en los suecos centenarios. El estudio encontró que tenían variantes particulares relacionadas con la longevidad. Estas variantes estaban vinculadas a la reparación del ADN, la resistencia a enfermedades crónicas y la regulación del proceso de envejecimiento.
Aunque no se puede cambiar, estos hallazgos sugieren que comprender mejor la genética de la longevidad podría conducir a avances en la medicina personalizada y la prevención de enfermedades.