Un mundial de fútbol es sin duda alguna una de las citas más esperadas por todos los fans del fútbol. Cada 4 años se realiza el evento deportivo con más audiencia del mundo entero, donde las mejores selecciones del mundo se baten a duelo con el único fin de levantar el trofeo más importante que existe en torno al deporte.
La tradición indica que se debe jugar cada 4 años en el país de un continente que va rotando de manera equitativa. Este año le tocaba a Asia y a pesar de la resistencia de muchas partes del planeta, se terminó eligiendo hace varios años y con mucha polémica Qatar como sede principal.
Uno de los motivos que alegaban los detractores de elegir a Qatar (una zona desértica) para ser anfitrión de la copa mundial son sus elevadas temperaturas. Teniendo en cuenta que todas las copas del mundo se han realizado en mayo, junio y julio, esa es la época de más calor por aquellas latitudes del mundo. Sería casi cruel exponer a los fans y a los jugadores al calor veraniego del desierto.
Es por ello que ante tamaña ridiculez se eligió la opción menos ridícula, cambiar para fin de año la fecha del mundial y esperar a que llegue el “invierno” a Qatar. Invierno es una manera de decir, porque tan solo bajan un poco las altas temperaturas y puede llegar a 30º en un día de “frío”. Si uno quiere ver el lado positivo a esta extraña decisión, puede pensar que el que salga campeón tendrá las navidades y fin de año más feliz de sus vidas. Pero si uno es fiel a las tradiciones y los estatutos, sabrá que no son épocas de mundial a fin de año.
A los amantes de este gran deporte no les hace nada de gracia ver cómo con esta y varias decisiones que se han tomado para realizar el mundial en el país de los petrodólares, se han cargado un tanto la cultura de los mundiales y su pasión.